jueves, 14 de febrero de 2013

Aquella puerta a la nada

Hoy hemos ido a recoger las llaves de nuestra pequeña casita de alquiler en Cork. Por cierto, nuestra calle, solo en el camino de ida, tiene 8 pubs. No me voy a morir de sed. Más allá de mi puerta, achinando los ojos, puedo vislumbrar otros dos. 

Encontré la farmacia, Regina. Un par de manzanas antes de mi casa. Y bueno, antes de dedicarnos a contar bares, fuimos, como digo, a recoger las llaves y firmar el contrato, que más que un contrato parece una condena: no podemos poner un clavito sin preguntarle antes al casero. Yo, que viajo siempre con el black&decker en el bolso. Yo, que dejo un piso con 10 estanterías en las paredes de mi estudio solo para muñecas. Vislumbro que mis nancys van a dormir bajo la cama, so pena de que el casero me obligue a construirle otra casa.

Que digo yo que no es necesario poner en el contrato que si se funde una bombilla la tengo que cambiar. Que de momento, necesito luz para ver y no soy fan de la virgen del puño para ir a llorarle una bombillita, por dios. Ni la de la nevera, se lo juro. Y sí, también repondré las pilas de la alarma de incendios, por la cuenta que me trae...

Y he aprovechado la coyuntura para ir a darle un limpiadito rápido al cuarto de baño, pero cuando he visto la tesitura de la mierda a limpiar, me he dado cuenta de que hay milagros que ni un estropajo pelao y una botella de Cillic Bang pueden arreglar. Así que he dejado el lavabo, la taza y la placa de ducha como los chorros del oro pero ese suelo pide a gritos un poco de mimo. Y los rincones un sacudido de telarañas.
Y en el dormitorio, además de una manita de pintura, necesitamos una barra para el armario, porque mire usted, yo soy partidaria de comprar las bombillas en cajas de cuatro, pero en el armario necesito algo donde colgar las perchas, que de momento mi ropa no lleva tanta mierda que se sostenga de pie sola. 

Y he hecho foto de las puertas que no van a ninguna parte:


Cuando nos instalemos nos armaremos de paciencia y un destornillador, porque han pintado y repintado encima una y otra vez y están los goznes sellados por la pintura. Parece un antiguo roperillo empotrao. O eso, o me cuelo en casa de los vecinos, vaya.

8 comentarios:

Mercedes dijo...

jajaja, sería bueno que te tiraras una pila de días dale que te pego para abrir la puerta y cuando lo consiguieses te encontraras en el comedor de los vecinos, ellos comiendo tranquilamente cual familia de pelicula y tú armada con un martillo, jajajaja... Lo de los 8 pubs bien, ¿no? Mientras no sean muy jaleosos, porque aquí por nada del mundo me iría a vivir a una calle con esa cantidad de bares, pero ya sabemos que aquí son las cuatro de la mañana y el ruido de la gente no te deja dormir.

marisa desaztre dijo...

Mira que si la puerta da a otra dimensión...Yo que tú la dejaba pegá.Bezozzzzz.

Candela dijo...

Aquí no está permitido beber en la calle, ni en la puerta del local, y no suelen tener la musica a toda leche. Enfrente de casa tenemos uno, los otros quedan calle mas abajo, aunque hicieran jaleo no los oiría desde mi casa y tenemos dobles cristales, que aislan el ruido. En cualquier caso, son pubs tradicionales, no son del tipo chumba chumba español

chema dijo...

bueno, si esas cosas tan obvias las ponen en el contrato igual es porque hay gente muy dejada que no reponen nada, jeje.

Elphaba dijo...

Tú has visto "La semilla del diablo"? Ten cuidao con los vecinos :P

Oltra Bitácora dijo...

Tia estoy segura de que es la entrada de Narnia, cuanto más la veo más me lo parece. Si es, llámame, q cambio el billete de Londres a Cork pero ya!

BLAS dijo...

No sé cómo puedes dejar para más tarde saber qué hay tras esas puertas. Me dan ganas de meterme en la foto y abrirlas yo.
Anda que iba a pasar yo una noche allí sin saberlo...

Shirat dijo...

En la casa del pueblo nosotros teníamos una puerta así en el pasillo. No daba a ninguna parte, detrás había una pared tapiada. Antiguamente era una casa enorme, y cuando se separó en dos, ese tabique quedó por un lado pared pintada, y por el otro la antigua puerta. De pequeña me atraía muchísimo y me encantaba. Mi madre decía que si abriéramos la puerta y picáramos la pared que había detrás, apareceríamos en el baño de mi tía Pilar.